La parábola del administrador infiel, que es alabado por su amo, puede parecer desconcertante. Pero hay que tener en cuenta que no lo alaba por ser incompetente ni corrupto, sino por ser sagaz. La sagacidad, que es capacidad de actuar con inteligencia e ingenio para conseguir resultados, es una cualidad positiva si se utiliza para el bien: para alcanzar la salvación del alma y para servir a los demás.