Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice Jesús en el evangelio de hoy. Los Mandamientos de la Ley de Dios no son restricciones a la libertad humana, sino todo lo contrario. Son una guía que nos señala el camino para llegar a la meta, que es la santidad, la felicidad eterna en el cielo. Por tanto, facilitan hacer buen uso de nuestra libertad.