El cordero es figura de Cristo –“el Cordero de Dios”-, que fue sacrificado en el Calvario para salvarnos. Además, el cordero se caracteriza por su docilidad. Cristo cumple la voluntad del Padre en todo momento. Si queremos parecernos a Él, hemos de ser dóciles para cumplir también nosotros la voluntad de Dios. Podemos preguntarnos con frecuencia: ¿estoy haciendo lo que Dios quiere que haga?